Ulises, Escila y Caribdis

Ulises guardó silencio sobre los siguientes peligros que acecharían a su tripulación, pues era temible pasar a través de Escila y Caribdis.

Temía que, si les contaba a sus hombres acerca de esos terribles monstruos, se aterrorizaran, dejarían sus remos y se arrojaran al mar. Así fue que mantuvo en secreto las advertencias de Circe.

Luego de abandonar las rocas erráticas, la nave debía pasar por un lugar muy angosto. A cada lado del mismo se levantaban dos rocas altísimas.

A la izquierda se elevaba una de ellas, de color negro, brillante y resbaladiza como mármol pulido, nadie podía treparla. Aún en los días más hermosos estaba cubierta por una nube negra. En frente tenía otra gran roca.

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El barco de ulises,, Escila y Caribdis

Escila y caribdis mito de la odisea

El actual estrecho de messina era representado por los griegos como el hogar de dos temibles mostros.

Escila

En esta roca negra y dentro de una cueva oculta, vivía Escila. Un monstruo fantástico con doce patas y seis cabezas de cuyas bocas asomaban afilados colmillos. Ladraba día y noche sin parar como un perro rabioso. Devoraba a cuanto animal pudiera acercarse y cada vez que un navío atravesaba el lugar se hacía un banquete, ya que cada una de sus cabezas podía engullir un marinero rápidamente y buscar a por otros en una siguiente tanda.

Caribdis

Frente a la roca que servía de morada a Escila, se encontraba otra roca altísima a cuyo pié crecía un árbol muy tupido. Entre sus raíces, había una cueva y allí vivía Caribdis, otro terrible monstruo. Caribdis absorbía el agua del mar tres veces por día, haciéndola penetrar en su cueva. Luego lo devolvía otra vez al mar, pero todo lo que penetraba en la cueva, Caribdis lo despedazaba.

La hechicera Circe le había advertido: Tienes que elegir Ulises, entre la suerte de pasar al lado de Caribdis sin problemas pero con probabilidad de destrucción total, o por otro lado  acercarte a Escila te hará mucho daño pero podrás continuar. Escila es inmortal y no la vencerás, es inútil luchar contra ella. Lo único que puedes hacer es huir a todo remo, lo más veloz posible.

Como el mar estaba tranquilo, intentaron pasar el paso angosto y cuando el barco estaba atravesando las piedras los marineros notaron el remolino de Caribdis y se acercaron a Escila para salvarla nave. Ulises, al oír los ladridos de Escila, se calzó la armadura y se ubicó en la proa de la nave, esperando que asomara sus cabezas, con la intención de enfrentarla.

Pero Escila era muy fuerte, lanzó sus seis cabezas y con un solo movimiento arrebató a seis marineros del puente. Los hombres gritaban y lloraban extendiendo sus brazos, suplicando ayuda sin que sus compañeros pudieran hacer cosa alguna para liberarlos de tan fatídica muerte.

Consiguió el barco de Ulises sobrepasar a Escila, pero el triste espectáculo de ver a sus compañeros morir dejó a los marineros en una profunda tristeza y la desolación. Habían perdido unos amigos y además conocían que las víctimas habían podido ser ellos.

Con el pesar de los hombres de Ulises, el barco se alejó de las rocas de Escila y Caribdis en busca de du añorada Itaca.

 

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