Ulises en la isla del Dios Eolo

Tras escapar de las tormentas enviadas por Poseidón como castigo, Ulises y sus hombres fueron a parar a la isla de Dios Eolo. Dios que dominaba los vientos. Tenía tanto poder sobre ellos que estos lo obedecían incluso sobre dioses más poderoso como Zeus o Neptuno.

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Barco de Ulises

Eolo estaba un poco resentido con Zeus y Neptuno porque solían jugar a jugos como cartas y dados a veces, pues eran grandes amigos y les gustaba estar juntos, pero las últimas veces había terminado enfadados pues Zeus y Neptuno hacían trampas en el juego que no admitían, así que cuando llego Ulises a su isla fue una forma de rebelarse con aquellos dioses tan poderosos.

Ulises fue agasajado por Eolo, permitiendo reavituallarse y reparar sus barcos por unas semanas, mientras en el palacio de Eolo, Ulises le contaba con su gran capacidad de oratoria  todas las batallas y anécdotas de la guerra de Troya las cuales divertían muchos al Dios Eolo, su familia y su séquito.

El regalo de Eolo a Ulises

Pero llego una ocasión donde Ulises le dio pidió a Eolo que les permitiera marchar pues llevaban varias semanas viviendo a su costa en la isla y no querían molestar más, y ansiaban ver a su familia. Eolo, entendió la situación de los navegantes y les permitió marchar, pero antes como colofón a su generosidad le dio un odre a Ulises, en el cual había encerrado a todos los vientos, solo dejo fuera al viento que lo llevaría hacia su tierra Ítaca. Y lo advirtió que cuando llegará a su destino lo abriera suavemente sino se formaría un tornado en las proximidades al mezclar los aires.

El dios eolo y ulises
Dios Eolo

Ulises se despidió muy agradecido del viejo Eolo y decidió que no dormiría hasta llegar a su tierra, pues debía de cuidar que nadie abriera el odre para que todo tuviera un gran fin.

Los hombres de la tripulación vieron subir a Ulises con el saco que portaba, y se preguntaban que llevaba en el pues el héroe no quiso decir nada. Ulises mando desplegar las velas, levad el ancla y se puso a los mandos del timón con el odre colgado junto a él.

Pero esto motivo que los hombres fueran muy suspicaces y empezaran a hacerse todo tipo de preguntas y cuestiones entre ellos. Algunos decían que llevaba un tesoro formidable y que no quería compartir con nadie, otros que había robado algo a los dioses para su esposa de mucho valor.

El saco de los vientos de Eolo

Y así pasaron los días de navegación con los hombres cada vez más curiosos, viendo que Ulises no dormía y guardaba aquello con tanto celo. Ulises estaba concentrado solo en llegar, pero había calculado mal los días, pensaba que estaba más cerca de Ítaca, y su cuerpo ya no podía combatir las ganas de dormir, así que una noche sus ojos se cerraron inoportunamente para descansar cayendo en un pequeño sueño.

Ese fue el momento que los más curiosos de su tripulación se acercaron a agarrar el odre de los vientos y con mucha premura lo abrieron para satisfacer su curiosidad, lo cual provoco unas grandes ráfagas de vientos los cuales levantaron grandes olas y tormentas que por unas horas de rápida navegación a la deriva los llevo de vuelta a la isla de Eolo.

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Saco de los vientos de eolo

Los hombres arrepentidos pidieron a Ulises que hablara de nuevo a con el dios de los vientos y este a si hizo, pero no el trato de Eolo ya no fue el mismo. Eolo estaba escandalizado y triste por haber desaprovechado tal oportunidad de volver a casa, además si lo habían devuelto hasta su isla es porque los dioses estaban bastante enojados por ellos y no te quieren de vuelta en tu hogar.

Y Ulises volvió a su barco abatido, sin conocer que rumbo tomar en busca de su ansiada tierra, esperando las adversidades que les enviarían los dioses contrarios a él.

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